Complejo B.
Las vitaminas de este grupo contribuyen al buen funcionamiento del sistema
nervioso y calman la ansiedad pero, sobre todo mantienen en niveles regulares
la producción de hormonas sexuales; se consume a través de cacahuates, germen y
harina integral de trigo, melocotón, durazno, maíz, pimiento rojo, verduras de
hoja verde, melón, mango, leche, queso y huevo, entre otros alimentos.
Minerales.
Fósforo, calcio y magnesio incrementan el deseo pasional; se consumen mediante
hortalizas de hoja verde, semillas de ajonjolí y perejil, hígado de cerdo,
bacalao, atún y sardinas en aceite, pollo, huevo y yogurt. El selenio colabora
en la producción hormonal; los alimentos que lo contienen son carne, lácteos,
germen y salvado de trigo, cebolla, ajo, tomate verde, brócoli y levadura de
cerveza, frutos secos y semillas de girasol.
Vitamina E.
Tiene efectos casi prodigiosos por lo que a la vida pasional se refiere, además de que incrementa la
producción hormonal. La incluyen aceites vegetales, semillas, frutos secos,
cereales, huevos, lechuga y brócoli.
Finalmente, no queremos dejar de
mencionar dos productos que aunque raros en la alimentación del venezolano suelen
colaborar notablemente en la vida sexual, por lo que vale la pena conseguirlos
en tiendas naturistas o de productos orientales:
Gingko biloba.
La cualidad de esta planta por la que es reconocida a nivel mundial es la de
ser estupendo vasodilatador, es decir, evita la adhesión de las células
(eritrocitos o glóbulos rojos) encargadas de transportar a través del flujo
sanguíneo el oxígeno, de manera que se incrementa la entrega de este gas a
todos los órganos del cuerpo. Para el caso que hoy nos ocupa, resulta de suma
importancia al irrigar cerebro y áreas genitales.
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