Al
igual que usted, su cerebro tiene alimentos preferidos. Su alimentación constituye
los bloques de construcción de todas sus células. Y su cerebro no es la
excepción. Las proteínas contenidas en alimentos de origen animal,
especialmente en el hígado y los mariscos, contribuyen con la regulación de la
capacidad intelectual y del estado de ánimo. Algunos estudios demuestran que
una dieta rica en carbohidratos (papas, arroz, harinas, leche, cereales) ayuda
a calmar la ansiedad.


Todas
las vitaminas del complejo B son cofactores del proceso de producción de
neurotransmisores, específicamente la
B1 (carne de cerdo y levadura de cerveza), B6 (melón, pollo y
plátano) y la B12
(hígado, huevos y queso), esta última es muy importante para contrarrestar el
estrés y fortalecer la agilidad intelectual. Por otro
lado, otras investigaciones han demostrado que la vitamina C (cítricos,
tomates, coliflor y pimientos) disminuye la posibilidad de sufrir cáncer
cerebral sobre todo en la infancia. En este caso, los fumadores deben
aumentar su consumo de vitamina C, ya que un fumador medio reduce el nivel de
ésta en 20 por ciento y un gran fumador, en 40 por ciento.
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