Una buena comida siempre se ha
considerado como un buen preludio de un encuentro amoroso. Existen en los
alimentos componentes capaces de estimular la pasión. Son bien reconocidas las
propiedades del marisco como un buen recurso para aumentar la libido, si bien
este plato no sería muy recomendable en personas con colesterol
elevado.
El diccionario denomina afrodisíaco
a cualquier sustancia que en teoría aumenta la pasión mediante su ingesta, ya
sea en forma de comida o bebida. El término es una referencia a Afrodita, diosa
griega del amor, que surgió desnuda de la espuma del Mar de Cythera (en el
siglo VI, a. de C.) cuando el dios Cronos mató y castró a su padre, arrojando
sus genitales al océano.
La Historia de la humanidad ha dejado constancia de que en todas las
culturas se han preparado ungüentos, pócimas de amor y prácticas rituales para
atraer al sexo opuesto, aumentar la potencia y la fertilidad. Estas cualidades
se atribuyeron por muchos años a plantas y alimentos cuya forma se parecía
mucho en su estado natural a los órganos genitales. Los antiguos aztecas
consideraron importante potencializador al aguacate y por miles de años ha sido
considerada afrodisíaca. En la
Edad Media se recomendaba comer frutos con montones de
semillas, como granada e higo, para quienes querían muchos hijos.
Otros alimentos deben su fama de
estimuladores a verdaderas cualidades medicinales, como albahaca, perejil,
hierbabuena, cebolla, pimienta negra, clavo, jengibre y chile, ya que aumentan
el riego sanguíneo en el aparato urogenital (del que forman parte los órganos
genitales).
Igualmente se sabe que el alcohol en
dosis moderadas ejerce efecto deshinibidor, estado muy propicio para la
actividad erótica, pero en exceso reduce el deseo. El más famoso, y que ha
trascendido varios siglos, es el champán, reconocida bebida burbujeante
elaborada con uvas, y que a decir de muchos surte especial efecto erótico en la
mujer más que en el hombre.
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