
Los investigadores universitarios seguían la evidencia de que un determinado grupo de personas cuanta más grasa ingiere menos sensible se hace a ella, lo que les conduce a una ingesta cada vez mayor para lograr la misma satisfacción. Los estudios están centrados ahora en asociar a los portadores de una variante del gen CD36 con la producción reducida de la proteína CD36. Esto podría hacerlas menos sensibles a la presencia de la grasa en la comida. Lo que buscan determinar es si la capacidad de detectar grasa en los alimentos influye sobre la ingesta de grasa, algo que de forma clara tendría un impacto sobre la obesidad.
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