Muchos de los alimentos que
consumimos cotidianamente ya sea por placer o hábito y también algunos que no
suelen ser utilizados con frecuencia son ricos en ciertas sustancias llamadas
antioxidantes. Para una dieta saludable es bueno conocer donde se encuentran y
en que nos benefician.
Los radicales libres son moléculas
que nuestro organismo produce y que, en ciertas cantidades y bajo “el control”
de los antioxidantes, permiten defendernos de la acción de virus y bacterias,
protegiendo nuestra salud.Varias razones como por ejemplo la
exposición al humo de cigarrillos (propios o ajenos), la contaminación
ambiental, el estrés, algunos medicamentos, el consumo de pesticidas a través
de ciertos alimentos, el exceso de grasas saturadas (de origen animal) y los
aceites cocidos (en frituras o salteados) pueden generar una cantidad mayor de
radicales libres que la necesaria y estos,“fuera de control” atacan entonces
nuestras células, dañándolas y convirtiéndolas a su vez en nuevos radicales
libres, produciéndose una reacción en cadena.
Al dañar las células de nuestra
piel provocan su envejecimiento, ya que esta se torna seca y arrugada, y al
dañar a los glóbulos blancos van debilitando nuestro sistema inmunológico.
Pueden producir degeneración de tejidos, contribuyendo al desarrollo de tumores
benignos o malignos como el cáncer de mama, de útero, estómago, pulmón y próstata,
y de enfermedades relacionadas como el mal de Alzheimer y la artritis
Los antioxidantes, en cambio, son
sustancias que nos ayudan a neutralizar radicales libres, protegiendo de este
modo a nuestras células, contribuyendo a mejorar nuestras defensas, y
retrasando el proceso de envejecimiento cutáneo. Forman parte de nuestra
protección contra el cáncer y las enfermedades cardíacas ya que protegen las
paredes de las arterias, mejorando nuestra calidad de vida.
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