miércoles, 29 de febrero de 2012

Recalentando la COMIDA...

Una escena frecuente en las calles de caracas y en las grandes ciudades de todo el mundo es la de los miles de oficinistas que, con lonchera en mano, van presurosos hacia sus centros de trabajo. El ritmo de vida de estos trabajadores, así como las grandes distancias, impide que la mayoría pueda siquiera pensar en ir a comer a casa.

La posibilidad de comer en un restaurante a diario está fuera de las posibilidades de una buena parte de las personas, así, los puestos callejeros se vuelven una opción bastante socorrida. Pero no hay estómago que aguante comer así todos los días, cuando el estómago (y el bolsillo) empieza a resentir la falta de una comida “decente” y confiable, volteamos la cara hacia la comida preparada en casa.

Lo más normal es que la gente lleve comida del día anterior para la comida del día siguiente en el trabajo. “Es más sano y más barato”, pensamos la mayoría, pero lamentamos decir que no es así. Los alimentos que han sido guardados para su consumo posterior siempre presentan algún grado de descomposición (especialmente si son muy condimentados o tienen mucha grasa), lo que podría provocar enfermedades gastrointestinales importantes al paso de los años. Esto sin contar con que el valor nutricional también se habrá perdido.

Lo más recomendable es llevar alimentos del día, pero si esto no es posible, entonces los alimentos preparados en días anteriores deben calentarse a altas temperaturas para eliminar a los microorganismos que se hayan generado como parte del proceso de descomposición y además es recomendable consumir líquidos en cantidades suficientes, frutas y verduras de todos los colores diariamente, pues estás ayudan a eliminar las toxinas.

VIDA ÚTIL DE LOS ALIMENTOS EN EL REFRIGERADOR

Las comidas que contienen carnes, aves y pescados deben recalentarse hasta alcanzar buena temperatura interna de calor, es decir, que el recalentamiento debe ser por un tiempo promedio de 10 minutos. Mientras que, las sopas, salsas y platos afines deben recalentarse hasta hervir.

Las carnes, aves y pizzas cocidas no deben permanecer por más de 3 o 4 día en la nevera, los embutidos cocinados tienen un tiempo hábil para ser ingeridos de entre 3 y 5 días. Los alimentos que se mantienen en el refrigerador por un tiempo más largo, pueden comenzar a deteriorarse.

Es preferible guardar las carnes cocidas en trozos pequeños. Las comidas crudas separadas de los alimentos cocidos; no dejar productos perecederos como carnes, platos que contengan huevos y salsas a temperatura ambiental por más de dos horas fuera del refrigerador. Preferiblemente las carnes molidas cocinadas deben ser consumidas antes de tres días.

Para recalentar comidas en microondas es recomendable hacerlo en recipientes especialmente diseñados para ésto. Así que las comidas congeladas y sopas instantáneas, deben sacarse de su empaque original y calentarse en otro.

La salud entra por la boca, suelen decir algunos. Por ello, quienes consumen alimentos recalentados sin el debido cuidado ni las medidas de higiene necesarias están expuestas a contraer “salmonelosis o gastroenteritis”, enfermedades contraídas por el manejo inadecuado de alimentos, lo que en caso extremo puede poner en riesgo la vida.

Los platos de pescado es mejor comérselos antes de 2 días. Algún platillo hecho con papas puede permanecer de 2 a 3 días en el refrigerador. Es preferible solo recalentar la porción de alimentos que va a comer, pues es perjudicial calentar más de una vez. Nunca añada a los alimentos conservados el sobrante de las raciones recalentadas.

Cuando recaliente comida deje que las salsas o jugos de esta hiervan durante unos minutos. Revuelva bien para asegurarse de que se caliente por todas partes y sirva muy caliente.

El Gusto por la Grasa: Cuestión Genética

Los científicos en su lucha contra la obesidad tratan de descubrir causas y orígenes de comportamientos del cuerpo y de las personas. La grasa, su relación con otros nutrientes y el comportamiento individual, es determinante y en este entorno se ha producido un gran avance. Anunció el Journal of Lipid Research en su último número de 2011 que la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington ha descubierto un gen: una variable del CD36 que portan las personas obesas y las hace más sensibles al sabor de la grasa.

Los investigadores universitarios seguían la evidencia de que un determinado grupo de personas cuanta más grasa ingiere menos sensible se hace a ella, lo que les conduce a una ingesta cada vez mayor para lograr la misma satisfacción. Los estudios están centrados ahora en asociar a los portadores de una variante del gen CD36 con la producción reducida de la proteína CD36. Esto podría hacerlas menos sensibles a la presencia de la grasa en la comida. Lo que buscan determinar es si la capacidad de detectar grasa en los alimentos influye sobre la ingesta de grasa, algo que de forma clara tendría un impacto sobre la obesidad.

TRUEQUES GRASOS SABROSOS Y LIGEROS

Las grasas deben convertirse en aliadas y controlar su forma y consumo. No hay que luchar contra las grasas, sino convertirlas en aliadas y controlar su forma y su ingesta. Del buen uso que se haga de las grasas se deriva el éxito de una buena dieta. Con este fin algunos cambios que se proponen son los siguientes:
·   La torta casera elaborada con aceite de oliva y más claras que yemas conserva el sabor rico de la grasa al tiempo que respeta los porcentajes sanos referidos.
·   Igual sucede si el embutido se formaliza en el jamón, y si el bocadillo de chorizo lo es de atún o de sardinas.
·   Los patés para untar, un alimento rico y recurrente, pueden ser vegetales o tofu, incluso paté de verduras y frutos secos.
·   La mantequilla como aperitivo o aliño mejor que se sustituya por aguacate untado o aceite de oliva virgen extra.
·   La nata, un ingrediente que ayuda a que los más pequeños degusten purés de verduras, por ejemplo, tiene en los quesos desnatados su mejor alterativa, también en el tofu.
·   Las patatas fritas como guarnición pueden cocerse al microondas y saltear en la sartén para dotarlas del tono tostado y la textura crujiente.
·   Las palomitas de maíz también pueden hacerse en sartén a partir de los granos de maíz, en lugar de optar por las palomitas envasadas "listas para microondas" que llevan ingredientes que desmerecen el valor nutricional original.

Todas estas dinámicas analizadas de manera individual contribuyen a que se reduzca la cantidad de grasa en la dieta o a cambiar su tipo, de manera que se logra una dieta más saludable.

ALTERNATIVAS SABROSAS PARA COMER GRASAS

Los ingredientes o productos grasos pueden incluirse en una dieta sana, solo hay que hacerlo en su medida justa y en su variable más saludable
  
Los productos grasos son calóricos y sabrosos. Ahora bien, dentro de la gama grasa puede optarse por la más saludable sin poner el peligro el equilibrio dietético. Si bien se tiende a pensar que la grasa engorda y que conviene limitar su consumo, esta afirmación es cierta solo en parte. Ni todas las grasas son iguales ni su presencia en la dieta debe ser la misma. Es más, algunas grasas pueden incluirse en una dieta sana, incluso grasas de capricho, solo hay que conocer su medida justa y su variable más sana. Pero puede no ser tan sencillo como parece: una investigación reciente sugiere que la percepción y la apreciación de la grasa de los alimentos se porta en los genes.

Todas las grasas coinciden en un factor: son insolubles en agua, pero a partir de ahí, las hay de mayor importancia nutricional, como sucede con los triglicéridos, los fosfolípidos y el colesterol.

- Menos del 10% de las carlorías de una dieta sana deben provenir de las grasas saturadas (carnes, vísceras y derivados como embutidos, patés, manteca, tocino, lácteos, nata y mantequilla, huevos y productos alimenticios que contengan los alimentos mencionados).
- Un 10-15% de las calorías diarias han de llegar de las grasas monoinsaturadas (aceite de oliva, el aguacate y las aceitunas) y
- un 7% de las grasas poliinsaturadas (aceites de girasol, maíz, soja), margarinas 100% vegetales, frutos secos grasos.

En definitiva, del 100% de calorías que componen una dieta equilibrada, el 30-35% han de llegar de las grasas, y el 65% restantes se ha de encontrar en los demás nutrientes energéticos (hidratos de carbono y proteínas).

MENÚ PARA LA GASTROENTERITIS

La leche, los alimentos con fibra (ensaladas, frutas con piel, verduras flatulentas, legumbres o cereales integrales) y los alimentos o los platos con más grasa o más condimentados se reservan para más adelante.
El siguiente es un tipo de menú para recuperarse de una gastroenteritis:
- Desayuno: uno o dos yogures descremados con probióticos y un té reposado (mínimo 3 minutos). Compota de manzana o manzana asada.
- Almuerzo: pan tostado untado con membrillo, abundante líquido (infusión, agua, bebida isotónica).
- Comida: arroz blanco con calabaza, zanahoria y cebolla. Pechuga de pollo a la plancha con limón. Pan tostado e infusión digestiva.
- Merienda: pan tostado con plátano. Yogur probióticos.
- Cena: sopa de harina de trigo con zanahoria y ajo porro. Tortilla de jamón de pavo. Pan tostado e infusión digestiva.

Dieta astringente y sin fibra

Es probable que pasado un día no se tengan molestias digestivas, aunque siga la inapetencia. No pasa nada, no hay que forzar al cuerpo. La falta pasajera de apetito no supone ningún trastorno mayor para el cuerpo que la propia desgana y debilidad. En general, en dos o tres días se vuelve a la normalidad. Cuando cesen los síntomas, no hay más norma dietética que dejarse llevar por el sentido común y por lo que pide el cuerpo, que con toda seguridad serán comidas livianas, sin condimentos, suaves y en pequeña cantidad.  

En el periodo agudo, tras la pausa de reposo digestivo (ayuno), la característica de la dieta es la introducción progresiva de alimentos de carácter astringente y sin residuo (sin fibra), con el fin de normalizar el funcionamiento intestinal.

Cuando la evolución es favorable, hay que recuperar una alimentación normal. Se inicia la dieta con alimentos secos que necesiten buena masticación, como biscuit o pan tostado, tortas de arroz, arroz blanco, patata y zanahoria cocidos, jamón cocido, tortilla bien cuajada, pechuga de pollo hervida o a la plancha, pescado blanco (merluza) y pequeñas porciones de fruta fresca bien madura, como la pera o el cambur.

Para reducir la cantidad de fibra o residuo

Evitar alimentos ricos en fibra: verduras, frutas, legumbres, frutos secos, frutas desecadas y productos integrales (muesli, pan, arroz, pasta, etc.)
Preferir la fruta cocida o al horno sin piel, en almíbar sin el jugo o bien en forma de zumos colados no ácidos y sin azucar...
Incrementar la cantidad de alimentos ricos en pectina, fibra soluble con efecto astringente: manzana rallada y oscurecida (oxidada), pera cocida,  níspero y cambur.

Alimentos con propiedades astringentes

Los taninos son unos compuestos presentes en algunas plantas y frutos, con propiedades antiinflamatorias y astringentes. La particularidad de su acción es que secan y desinflaman la mucosa intestinal (capa que tapiza el interior del conducto digestivo), por lo que su consumo resulta apropiado en el tratamiento de la diarrea.

La manzana es, una fruta que destaca por su contenido en taninos. Si se come cruda y con piel, es útil para tratar el estreñimiento. La manzana pelada, rallada y oscurecida tiene el efecto contrario, es útil en caso de diarrea por la presencia de los taninos que se forman al oscurecerse la pulpa.

El níspero, además de taninos, contienen pectina, un tipo de fibra soluble también presente en las manzanas. La fibra soluble retiene agua y la mezcla da como resultado una especie de gel, que hace que el ritmo intestinal sea más lento, lo que redunda en una mejoría en caso de diarrea.

¿Qué comer cuando se tiene Gastroenteritis?

El reposo, el ayuno y la ingesta abundante de líquidos son las tres claves para aliviar infecciones gastrointestinales provocadas por E. coli o salmonellas
  
Es común leer o escuchar en las noticias sobre casos graves de gastroenteritis causados por la bacteria E. coli y esto recuerda la importancia y la necesidad de adecuar la dieta y los líquidos en caso de sufrir una infección gastrointestinal, sea bacteriana (E. coli, salmonellas...) o vírica (enterovirus).

El tratamiento dietético en todos los supuestos de gastroenteritis es sencillo: reposo, ayuno y abundante líquido, aunque no siempre resulta efectivo si la infección es más grave y precisa tratamiento médico. Los síntomas comunes en las infecciones gastrointestinales son náuseas repentinas, ganas de vomitar y diarrea, acompañadas de molestias estomacales, debilidad y malestar general y, en ocasiones, fiebre. Una dieta adecuada, astringente y sin fibra, junto con una buena hidratación mediante una mayor ingesta de bebidas isotónicas o de suero oral, alivia los síntomas y acelera la recuperación.


Reposo y dieta líquida


El reposo y una dieta líquida son las claves para que una gastroenteritis, que incluye que el conocido "síndrome de las 24 horas", remita. A menudo, no es necesario tomar medicamentos para superar la infección, salvo un analgésico si el dolor de cabeza es intenso y persiste o si sube la fiebre.
  
- Primer paso: dieta líquida. Conviene beber abundante líquido para ayudar a eliminar los gérmenes del cuerpo y, al mismo tiempo, prevenir la deshidratación. El agua con limón (hay a quien le resulta más agradable que el agua sola), las infusiones digestivas o relajantes (manzanilla, hinojo, melisa, tilo), los zumos de fruta sin pulpa, el suero oral o las bebidas isotónicas comerciales son opciones distintas para beber abundantes líquidos a lo largo del día. Si las náuseas y las molestias digestivas persisten, ayuda tomar pequeños sorbos de refresco de cola sin gas. Para superar una gastroenteritis, no es necesario tomar medicamentos

- Yogur probióticos. A medida que los vómitos o la diarrea cesan, se inicia la alimentación sólida con leches fermentadas descremadas con prebióticos las cuales ayudan a las defensas y el sistema digestivo. Los líquidos y los yogures y similares serán la base de la dieta durante las primeras 12-24 horas.


Prebióticos: Se denominan probióticos a aquellos microorganismos vivos (bacterias, hongos etc.) que administrados en cantidad y forma adecuada confieren un beneficio a la salud del individuo. Las especies más utilizadas son:
    * Lactobacillus
    * Bifidobacterium
    * la levadura Saccharomyces boulard
    * algunas especies de Escherichia coli y bacilli.

Pueden incorporarse a un amplio abanico de productos, tanto en alimentos como en medicamentos y suplementos dietéticos. Las formas más comunes para la administración de probióticos son los productos lácteos.

Los probióticos actúan a nivel del tubo digestivo estabilizando la composición de la flora bacteriana e incrementando la resistencia del organismo frente a los patógenos, y mejorando y activando las defensas.

Los probióticos producen efectos beneficiosos sobre la salud, pero estos efectos sólo se pueden atribuir a los probióticos específicos estudiados para una indicación concreta.