Desde el
año 1993 es obligatorio por parte de los fabricantes incorporar el colesterol y
las grasas saturadas en esta lista. A partir del 1º de enero de 2006 lo fueron
las grasas trans.
La información de las cantidades contenidas en esta
tríada: colesterol, grasas saturadas y ácidos grasos trans (a veces solo
aparece la palabra "trans"), le permite al consumidor conocer la
proporción de estos tres elementos a la hora de seleccionar un determinado
producto. En la lista de las etiquetas, los ácidos grasos trans aparecen por lo
general debajo del renglón de las "grasas saturadas". Cuando compare
la información nutrimental de las etiquetas, se deben preferir los productos
con las cifras más bajas del mencionado trío.
En relación
con las grasas es recomendable elegir aquellos productos donde lo primero que
se menciona es el "aceite vegetal líquido". Cuando aparece escrito
"aceite vegetal hidrogenado o parcialmente hidrogenado", se debe
tener en cuenta que se está hablando de grasas trans.
No hace falta ser una gran industria para transformar
el aceite vegetal de esta forma. También algunos
tratamientos domésticos, como la fritura, pueden acabar transformando los
ácidos grasos en trans. Una fritura mal realizada acaba por oxidar y descomponer
el aceite, modificando su estructura. Por eso se recomienda el uso de aceite de
oliva virgen, no superar nunca los 180º C y no reutilizar el aceite nunca más
de tres o cuatro veces.
LOS TOP 10
He aquí una lista de 10 alimentos con alto contenido
de este tipo de grasa:
- Papas fritas (150 g): .7 gr. de grasas trans.
- Hamburguesa (200 gr.): 3 gr. de grasas trans.
- Quesito (1 unidad): 2,2-5,2 gr. de grasas trans.
- Galletas (2 unidades): 1,3 gr. de grasas trans.
- Margarina (1 cucharada): 0,9 gr. de grasas trans
- Ponque comercial (1 unidad): 0,85 gr. de grasas trans
- Una barra de chocolate (80 gramos): 0,75 gramos de grasas trans.
- Barrita de cereal (1 unidad ): 0.4 gr de grasas trans.
CURIOSIDADES
1. La ingesta de grasas ‘trans’ y
saturadas está relacionada con el desarrollo de depresión. Así lo asegura
un estudio llevado a cabo por investigadores de las universidades de Navarra y
Las Palmas de Gran Canaria.
Para
llegar a esta conclusión, durante un periodo de seis años, analizaron a más de
12.000 voluntarios incluidos en el Proyecto SUN. Al principio del estudio, del
que informa Consumer, los voluntarios no tenían signos de trastorno mental y,
al finalizar, un total de 657 lo desarrollaron. Los autores, según explican en
la publicación PLoS ONE, detectaron que las personas con un alto consumo de
grasas trans y saturadas registraban un 48% más de posibilidades de sufrir
depresión que quienes hacían un consumo comedido.
2.
Actualmente, se calcula que la dosis media de grasas trans en América del Norte
y Europa es de unos 5,5
gramos, aunque puede llegar a rozar los 13 gramos diarios en
casos concretos. Lo ideal es
evitarlas al máximo, y eliminarlas después completamente. Esto puede realizarse
mediante una mejor selección de los alimentos que se consumen, que ayudará
además a descartar los que sean peligrosos por otros motivos.
3. Los
últimos estudios sobre los efectos de las grasas trans en el ser humano revelan
que afectan tanto a los adultos como a niños e incluso a los embriones y fetos
antes de nacer.
Un consejo del que no se arrepentirá si lo cumple a
conciencia tranquila: modifique, en su beneficio y en el de su familia, sus
costumbres nutricionales; tome las mejores decisiones a la hora de seleccionar
sus alimentos y mantenga una dieta saludable.
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