Una alimentación equilibrada contribuye al optimismo y al buen
humor. La falta de ciertos componentes en la dieta diaria produce cansancio y
desgana, lo que se traduce en irritabilidad y mal humor.
Las últimas investigaciones científicas confirman que la carencia de hierro en
la alimentación produce falta de atención y mala memoria, y la falta de
magnesio hace a las personas más susceptibles al estrés. El hierro se encuentra
sobre todo en la carne, huevos, frutos secos, cereales y legumbres, y el
magnesio en las verduras y legumbres, la fruta y el cacao.
Los ácidos grasos omega-3, muy abundantes en pescados como el atún y el salmón,
son también fuente de optimismo, puesto que estas sustancias son buenas para el
sistema circulatorio, y se dice que “lo que es bueno para el corazón es bueno
para la cabeza”.
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